Existen muchas teorías acerca de los Caballeros Templarios y su llegada a América. La más conocida de ellas, afirma que la orden pudo haber llegado a el Golfo de San Matías. Esta idea habla de expediciones y su instalación en un fuerte que actualmente está en ruinas.
En la que se convertiría en su última entrevista concedida a un medio de comunicación, el presidente de la desaparecida fundación Delphos, el ingeniero Fernando Fluguerto Martí, nos contó sobre la llegada de los miembros de la Orden del Temple.Y como ellos fueron los encargados de custodiar el Santo Grial, el mismo que Jesús utilizara en la Última Cena y en el que luego José de Arimatea recogió las gotas de sangre y agua que emanaba del cuerpo de Cristo al bajarlo de la cruz.
Según el investigador, fallecido hace unos años, el Grial estaría físicamente ubicado en una ciudad subterránea bajo la meseta de Somuncurá, en el sur de nuestro país, a unos mil metros de profundidad y protegida por miembros de la Orden Original que tienen contacto con la superficie a través de túneles ascendentes y descendentes.
En la superficie de la meseta es posible encontrar unos pozos que inspiran y expiran aire en ciclos de 36 horas. Resulta muy particular el hecho de que el aire espirado tiene una muy baja temperatura y una alta humedad, lo que indicaría que estos pozos están en contacto con el mar, distante cientos de kilómetros de la meseta. Además, el ciclo de 36 horas estaría ligado a la interacción de las mareas de ambos océanos.
Según Martí, en uno de estos viajes tuvo el primer contacto con los caballeros templarios encargados de la custodia del Santo Grial. Uno de ellos, se acercó a ellos, conociendo los estudios que estaban haciendo en la región y lo guió hasta un lugar en donde pudieron contemplar una luminiscencia con forma de copa. El ingeniero murió sin saber dónde está la entrada a los túneles que llevan a la ciudad.
