¿Qué tienen en común Ceferino Namuncurá, el Gauchito Gil, la Difunta Correa, el Maruchito o Pancho Sierra? ¿Cómo es concebible que convivan en un mismo arco de devociones la Pomba Gira, la Virgen de Itatí, el San La Muerte o la Pachamama? ¿Qué postula para la admiración piadosa a Tibor Gordon, a Gilda, a Maradona?
Cualquier serie que se trace entre las figuras del devocionario popular insta a preguntas que no admiten respuestas concluyentes. La naturaleza propia del mito engloba todas las contradicciones del relato que lo anima haciéndolas convivir en estado de irresolución. Por eso mismo se vuelven a formular preguntas para intentar comprender la vigencia de un tipo de acciones sociales que persisten más allá de las circunstancias que las crean.